OBRA DE JUAN MANUEL BLANES:
En 1866 pintó a Carlota Ferreira, su retrato más célebre. Las dos veces viuda y exuberante Carlota mantuvo un romance con el pintor y otro con su hijo Nicanor, lo que derivó en un drama familiar.
Las mujeres, en general, se retrataban vestidas de negro con una extrema sobriedad. Con Carlota Ferreira cambió el esquema: lo que subrayó fue la provocación. Respecto a sus kilos de más, la crítica de arte Margherita Sarfati sostenía que no era lo que más molestaba a la sociedad de la época puesto que estaba más o menos dentro del promedio femenino del siglo XIX. Lo que causó impacto y bastante incomprensión fue el desparpajo y la falta de pudor con que exhibía sus robustos brazos, la presencia de un escote menor pero harto sugerente, los ojos muy fijos que miran al espectador , el lujoso fondo de raso y el regodeo de creerse apetecible. El ramillete de rosas en el pecho, los guantes blancos, el cerquillo muy francés, las alhajas, el vestido ceñido de brocato y la insistencia en los cosméticos hablan de una femineidad tan a la vista que confundía la pacatería de la época. Hablaba a gritos de una intimidad entre pintor y modelo que fue mucho más lejos que la desinhibición en el retrato.
Blanes conoció a Carlota cuando ésta le encargara un retrato de Regunaga, su recién fallecido marido. La señora tenía un corazón débil y se acercó demasiado al pintor y a su hijo Nicanor. Carlota se casó con Nicanor (hijo de Juan Manuel) y el matrimonio duró seis meses. El marido desapareció en Europa.
El cuadro de encuentra en el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo
www.mnav.gub.uy
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BIBLIOGRAFÍA:
- Gran enciclopedia del Uruguay v. 1 .- El Observador
- Arte uruguayo de los maestros a nuestros días : Blanes.- El País